Propuesta energética de EPN ¿Cardenista y limitada?
Por Julio Cedeño*
Finalmente se presentó la tan esperada iniciativa de reforma energética del Ejecutivo federal, más cargada a la visión del PRD que a la del PAN ya que si bien se modifica la Constitución (a lo que los perredistas continúan oponiéndose), no se abre la posibilidad al otorgamiento de concesiones.
El intento por presentar la más cardenista de las reformas produce, por sí solo, dos consecuencias inmediatas: el apoderamiento por parte del Ejecutivo de la figura del gran defensor del petróleo nacional y con ello el debilitamiento de los argumentos de sus opositores, y la restricción natural que implica basarse en la figura del General.
Es justamente esta estrategia, la de presentar una reforma cardenista, la que originó una propuesta que a simple vista carece de audacia y que, a decir de medios y especialistas internacionales, quedó muy corta para las expectativas, sin embargo, es muy pronto para sacar conclusiones tan determinantes ya que todo permanece en el aire.
Como mencionaba en la columna anterior, el detalle se verá en la Ley Reglamentaria, misma que deberá ser elaborada por el Congreso y donde se dará la verdadera batalla por establecer un nuevo régimen para la exploración, explotación y aprovechamiento de los recursos energéticos del país.
La presentación de la iniciativa causó ruido a nivel internacional pero al mismo tiempo dejó un mal sabor entre los inversionistas, quienes esperaban mucho y acabaron con más dudas que respuestas. Aun así se pueden rescatar varias certezas que enumeramos a continuación.
¿Se termina el monopolio de PEMEX?
En la exposición de motivos de la propuesta de reforma se menciona que los contratos serán otorgados por el Gobierno federal, quien podrá celebrarlos ya sea con empresas del Estado o con terceros. De ahí se entiende que PEMEX deberá competir para ganar el contrato, eliminando de esta forma el actual monopolio que la paraestatal ejerce sobre las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos.
Ahora bien, una cosa es lo que dice la exposición de motivos y otra, la que verdaderamente cuenta, la que establece la reforma, que en este caso señala que para la explotación de hidrocarburos, la Ley Reglamentaria determinará la forma en que la Nación lleve a cabo la misma, lo anterior básicamente quiere decir que incluso aunque se apruebe en sus términos la propuesta del Ejecutivo, nada asegura que finalmente PEMEX deba competir por los contratos, al menos hasta que se apruebe la Reglamentaria.
Contratos, no concesiones.
A diferencia de la propuesta panista, la del Ejecutivo mantiene la prohibición para el otorgamiento de concesiones pero abre la puerta para la realización de contratos. De acuerdo a lo mencionado en entrevista con Radio Fórmula por Pedro Joaquín Coldwell, Secretario de Energía, en el mercado petrolero existen cuatro tipos de instrumentos: concesiones, contratos de servicios, contratos de producción compartida y contratos de utilidad compartida. Una vez descartadas las concesiones y con los contratos de servicios siendo ya utilizados por PEMEX, restarían únicamente dos tipos de contrato, los de producción compartida o los de utilidad compartida.
En ambos, Estado y privados comparten los riesgos, si no se encuentran hidrocarburos las dos partes pierden, en caso contrario se comparte el éxito. La diferencia radica en que los de producción compartida se dividen el producto obtenido, mientras que los de utilidad compartida, como su nombre lo indica, la utilidad obtenida se reparte entre los socios de acuerdo a los términos del contrato.
De la tormenta mediática que siguió a la presentación es posible advertir que el Ejecutivo impulsará los contratos de utilidad compartida, sin embargo, es necesario señalar que este mecanismo no se contempla en la redacción de la propuesta, por lo que nada asegura que finalmente sea el que se adopte.
Apertura para la generación de electricidad.
La iniciativa establece las condiciones para que, conforme lo establezca la Ley Reglamentaria, la CFE tenga la posibilidad de celebrar contratos con particulares exclusivamente para la generación de energía eléctrica, permaneciendo los servicios de transmisión y distribución en manos del Estado.
De acuerdo al Gobierno federal lo anterior permitirá, entre otros, “reducir el costo de financiamiento de los proyectos privados y, por ende, el costo que pague el usuario final”, lo que de primera impresión resulta atractivo para todos, especialmente para el consumidor industrial cuyos costos de producción se elevan de manera significativa a causa del precio de los energéticos. Sin embargo, una vez más regresamos a la Ley Reglamentaria, de lo ahí establecido dependerá que se hagan realidad los beneficios mencionados en la propuesta del Presidente.
Otras modificaciones
La reforma propuesta al artículo 28, donde se establecen las funciones exclusivas del Estado en áreas estratégicas, busca suprimir este carácter de las actividades de petroquímica básica con la finalidad de permitir la participación de privados en las mismas mediante permisos otorgados por el Ejecutivo federal.
Asimismo, se menciona que en la reforma hacendaria próxima a presentarse se incluirá una propuesta de modificación al régimen fiscal de PEMEX. Misma que consistirá en disminuir los derechos que actualmente paga la paraestatal y que el remanente de dicho pago pueda reinvertirse en la misma, o bien transferirse al presupuesto para ser invertido en asuntos específicos.
Como podemos observar, desde el punto de vista técnico la iniciativa del Presidente deja muchas dudas sobre la mesa y no convence a todos, pero desde el punto de vista político sin duda fue un extraordinario movimiento que resta fuerza a los argumentos de sus contrincantes. No queda más que esperar.
Twitter: J_Cedeno
Julio Cedeño es Asociado en Solana Consultores, SC. Especialista en análisis legislativo y diseño de estrategias para el cabildeo de temas referentes a siderurgia, energía y aeronáutica.