Piden que siderurgia se considere estratégica
El director general de la empresa Deacero, indicó que lograr esto, implicará modificar el paradigma y ser capaces de movernos de la lógica de las cuotas compensatorias y de los remedios comerciales, a la lógica de las políticas de fomento industrial de tipo integral. “Ahí está la clave”.
Al participar en el 3er Congreso de la Industria Siderúrgica Mexicana, señaló que las diferencias que hoy imperan en la producción global de acero y los retos que de ahí emanan, requiere esfuerzos de coordinación público privada mucho más profundos.
“Las cuotas compensatorias y las medidas de mitigación ayudan en el corto plazo, pero no resuelven el problema de fondo”.
Para lograrlo, dijo, se requiere de una Nueva Política Industrial que parta del reconocimiento de los cambios en el entorno mundial, y que ubique a la manufactura nacional, y por ende a nuestro sector, en el centro de las decisiones de política pública.
“Es inobjetable que en los últimos años, el modelo heterodoxo aplicado por los países asiáticos ha venido superando al modelo ortodoxo occidental, y si hay algo en lo que se ha basado el modelo heterodoxo es, justamente, en la aplicación de una política integral de crecimiento, competitividad y desarrollo industrial”.
Destacó que el México de hoy requiere de este tipo de medidas; la estrategia debe ser nacional, ordenada, focalizada, transexenal y factible en un entorno democrático y de estabilidad.
El también Presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C. (IDIC), señaló que la muestra más clara de la enorme oportunidad que tiene la industria siderúrgica en México es el bajo consumo percápita en el país, el cual es de alrededor de 190 kilos anuales.
“Países como Corea del Sur, que apenas hace 30 años tenían un PIB per cápita similar al nuestro, hoy consumen en promedio 1 mil 200 kilogramos anuales de acero y su economía crece al 6 por ciento anual”.
“El crecimiento económico de un país está estrechamente vinculado al consumo de acero per cápita. Se trata de una correlación fuerte con doble causalidad, es decir: a mayor ingreso, mayor consumo de acero y viceversa”.
Agregó que si el acero que consume un país se produce localmente, el impacto en materia de crecimiento y empleo es aún mayor por los enormes efectos multiplicadores que tiene la industria siderúrgica y su cadena metalmecánica.
El año pasado, la Asociación Latinoamericana del Acero coordinó una investigación para medir este efecto en la industria siderúrgica y, en el caso de México, se encontró que el incremento de un peso en la demanda, aumenta la producción bruta de la economía en 2.3 pesos.
“Entonces ¿Por qué si estamos de acuerdo en que la producción y el consumo de acero son tan importantes para una economía, en nuestro caso, como país, damos preferencia a las importaciones?”, cuestionó.
Informó que Canacero está coordinando un estudio sectorial que les permitirá establecer un mapa de ruta para trabajar, con un enfoque de cadena, junto con sus clientes y proveedores, en la identificación de las fuentes de competitividad de la industria, el cual esperan tener listo el próximo mes.
“Las conclusiones de este trabajo deberán servir para establecer una agenda de coordinación público-privada, que nos lleve a incrementar el contenido nacional de acero en la producción manufacturera del país”.
“No habrá esfuerzo que rinda frutos, si el gobierno no hace su parte. La competitividad es un tema de corresponsabilidad”, aseguró.