Apunta relación México-China a inversiones a largo plazo.- Deloitte
“Una suma impresionante si consideramos que México y China no comparten frontera como lo hacen China e India y que México cuenta con una población diez veces menor que la de India”, indica.
En términos de sectores que muestran oportunidad de crecimiento en la relación bilateral entre México y China, destaca el de Infraestructura. Como ejemplo, basta señalar que durante la pasada administración presidencial en México (2006-2012), el porcentaje de inversión anual en el sector de Infraestructura representó alrededor del 4.5 por ciento del PIB.
De acuerdo con los compromisos de campaña y los recientes anuncios hechos por el Gobierno Federal, se espera que la inversión en este rubro continúe con la llegada de la nueva administración.
Los funcionarios del gobierno estiman que el gasto total en Infraestructura será del 5 por ciento del PIB; sector en que las empresas chinas se han expandido en varias latitudes del continente americano y, sin duda, México es un mercado atractivo para las mismas.
“Bajo este escenario, las empresas mexicanas y chinas deberán entenderse mejor debido a que las fuerzas del mercado las están uniendo ahora más que nunca. México es a Norte América como China sería al mercado Asiático”, indicó Gonzalo Gómez, Líder de la Práctica China en Deloitte México.
“La creación de asociaciones entre empresas mexicanas y chinas implicará aprendizaje organizacional y una mayor apertura a la sensibilidad intercultural para construir con éxito una relación a largo plazo. La experiencia local de los empresarios mexicanos ofrece un sinfín de ventajas para ambos mercados, tales como un mejor conocimiento de los hábitos de los clientes, visibilidad de marca en el mercado y una mayor experiencia en el manejo de las relaciones con los grupos de interés local”.
“Las compañías mexicanas no pueden ignorar el potencial de los resultados positivos que les puede generar el establecimiento de relaciones complementarias con empresarios chinos”, agregó el experto.
Por otra parte, “para que el inversionista chino se desarrolle de manera exitosa en México deberá de adaptarse a su nuevo entorno: protegiendo marcas y patentes, trasladando parte de su producción a México para hacer uso de programas orientados a la exportación, como el IMMEX; desafiar sus tradiciones para tropicalizarlas con las prácticas de negocio mexicanas, identificar socios locales confiables, desarrollar equipos de trabajo bicultural, comprender las regulaciones en impuestos y el cumplimiento de las normativas locales, entre muchas otras”, señaló David Chen, Director Nacional de la Práctica China en Deloitte México.
Ambos países requieren un profundo entendimiento local de todos los aspectos relacionados a los negocios. China es una potencia mundial que se espera en las próximas décadas domine la dinámica económica.
México, al ser una economía emergente, está despertando hacia una mayor globalización de los mercados a través de una creciente inversión extranjera en cada vez más sectores.
Hoy, Mexico y China mantienen una mayor relación comercial que continuará en desarrollo y que impactará a ambos mercados y beneficiará el flujo de capitales hacia ambos países.