La verdadera crisis del Cambio Climático
Por Gabriela Rubio
Como todos los años, del 2 al 13 de diciembre del presente, líderes y delegados a la 25ª Conferencia de las Partes (COP 25) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) se reunirán en Santiago, Chile. Su tarea es revisar el progreso en la implementación del Acuerdo de París y buscar avanzar en las tareas pendientes.
Para refrescar un poco la memoria, el Acuerdo de París, acordado en 2015 y ratificado por 195 países (incluido México), tiene el objetivo, de detener el incremento de la temperatura media global para no sobrepasar 2 ° C por encima de los niveles preindustriales y continuar los esfuerzos para limitar este aumento a 1.5 ° C. Y así, reducir sustancialmente los riesgos e impactos negativos del cambio climático en el mundo. El tratado internacional busca también aumentar la capacidad institucional de los países para adaptarse a esta problemática y transformar la economía de los países a ser consistentes con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
En su momento, muchos vieron el Tratado de París como una luz al final del túnel, pero estos últimos años hemos visto retrasos significativos, unos países que retiran lo que habían pactado, otros que han anunciado que no llegaran a sus metas anunciadas y Estados Unidos que amenaza con salirse del tratado, siendo uno de los mayores emisores de CO2 a nivel mundial.
Previo al Tratado de París, la comunidad de científicos había hecho innumerables advertencias de que el cambio climático era una crisis que había que atender, pero los líderes mundiales no lograban llegar a un acuerdo y otros fingían demencia. A casi 5 años de que se pactó el Acuerdo de París no vemos mucho avance y muchos críticos comentan que una vez mas las negociaciones se han complicado, pero me atrevo a decir que vamos en retroceso.
Según el Acuerdo de París, cada país que ratificó el tratado internacional debe determinar, planificar e informar regularmente sobre la(s) contribución(es) que comprometió para mitigar el cambio climático. El problema central de este tipo tratados internacionales es que es difícil obligar a que cada parte cumpla con lo que se comprometió. Mucho del derecho internacional se basa en la idea de que cualquier avance que se tenga es voluntario y de cooperación internacional. Estos conceptos son delicados por que cada uno entiende de diferente manera lo que es “voluntad” y “cooperación internacional”. Dentro del Tratado de Paris, ningún mecanismo obliga a un país a establecer un objetivo específico para una fecha específica, si no que cada país hace su análisis y pacta su voluntad y trabaja “a su manera” para lograr lo que pactó.
Robert Stavins, economista reconocido, comenta que el mayor desafío de la COP 25 es que los delegados deben de completar la “guía de reglas” que indiquen cómo facilitar un sistema robusto de cooperación internacional, que permita a los mercados internacionales de carbono contar solo una vez la misma reducción de emisiones que un país realice y que se puede reflejar en diferentes mercados (ocasionando doble contabilidad). Una de las complejidades del cambio climático es que no se limita a jurisdicciones o fronteras. Por ejemplo, si el país A y el país B son vecinos y el país A hace una mejora que provoca una reducción en sus emisiones, pero por consecuencia (positiva) también provoca una reducción en el país B, como hacerle para que el país B no haga cuenta de esa reducción que en realidad no hizo. Lo mismo pasa a nivel municipal y estatal dentro de un mismo país.
Considero que el mayor desafío de la COP 25 no esta en el acuerdo y en sus objetivos. El reto de las negociaciones son los líderes de países, como Estados Unidos, que aún no creen que el cambio climático es una amenaza real, a pesar de la evidencia científica que existe y de los efectos negativos que hemos venido viendo en la última década.
En junio de 2017, el presidente de los Estados Unidos anunció su intención de retirarse del acuerdo y en la actualidad, ya se han implementado cambios en la política de los Estados Unidos que son contrarios al Acuerdo de París. Por otro lado, Bolsonaro en Brasil también esta causando un retroceso importante por su actitud ante la quema del Amazonas. Aunque pensemos que el Amazonas esta lejos y no nos puede repercutir, es importante entender que esa zona hace un trabajo importante en desacelerar los efectos del cambio climático a nivel mundial. AMLO en México, que se dijo ser pro-ambiente, sus acciones dicen lo contrario. El incentivar la producción de petróleo y su proyecto del Tren Maya son alguno ejemplos.
Hoy vemos una ola de nacionalismo que surge alrededor del mundo, que combinada con países con altas emisiones de gases invernadero que no ratificaron el acuerdo o simplemente el cambio climático no se encuentra en su agenda, para darnos cuenta de la enorme tarea que se tiene por delante. Urgen transformaciones sociales y económicas profundas en sectores clave, como la energía y el uso de la tierra a nivel mundial, pero la pregunta del millón es ¿cómo lograr esto?
Sin duda, líderes y delegados a la COP 25 deben de sentir esa responsabilidad que llevan en su cargo. Pero a la fecha, hay muchos que aun no entienden que es el cambio climático y el “efecto domino” que tienen en las economías y el bienestar de la gente. Este problema no es geográfico, habrá muchos que sufrirán lo impensable y habrá otros que tendrán que hacer lo que hoy critican. Las migraciones por cambio climático ya se han dado y se intensificarán en el mediano plazo.
Nuestra sobrevivencia esta en manos de lideres guiados por sus propios intereses, que se sienten ajenos a la problemática del cambio climático. En este contexto, los esfuerzos individuales son importantes.
Queremos vivir en un mundo mejor y debemos de sentirnos responsables del legado que vamos a dejarle a nuestros hijos y nietos. Pero sin duda, son los líderes mundiales los que deben de provocar un cambio radical en la manera que vivimos para poder frenar los efectos dañinos del cambio climático. Esta en ellos alinear políticas e invertir recursos que nos lleven a frenar el aumento en temperatura media global, y está en nosotros, presionar para que entiendan que su responsabilidad es el bienestar de la gente.
Gabriela Rubio es experta en temas de medio ambiente, cuenta con maestría en políticas públicas por parte de la Universidad de California, San Diego y en Gestión Ambiental por la IE Business School de Madrid España.
correo: gabrielarub@gmail.com