Colaborador Invitado

Elecciones en Grecia y porqué importan en México.

Por Gabriela Siller

Luego de la crisis de los déficits fiscales en la Eurozona, que sumió a las economías periféricas en una recesión económica durante el 2011, dichos países comenzaron a observar una rápida mejoría en la estabilidad de sus mercados financieros, ocasionando un descenso de tasas de interés en sus bonos de deuda soberana, la cual se había disparado durante los años de crisis y regresó a niveles bajos tras los rescates financieros de la Troika y la implementación de medidas de austeridad por los gobiernos de los países afectados.

Uno de estos países fue Grecia, cuyo sobre endeudamiento superó en 110% su PIB en 2009, ocasionando un deterioro paulatino de las calificaciones de su deuda soberana. Esta situación puso a prueba la estabilidad de su sistema financiero y volvió inviable el financiamiento de su gobierno a través de la emisión primaria de deuda. Fue en el 2010 cuando algunos miembros de la Eurozona en conjunto con el Fondo Monetario Internacional ofrecieron un rescate de 110 mil millones de euros a Grecia durante tres años, bajo varias consignas, siendo la implementación de medidas de austeridad la más importante.

La principal meta del gobierno Griego en ese entonces fue evitar un colapso total de su economía, aunque esto vino a un alto costo para su población. Para reducir su déficit público de más de 13.5% de su PIB a una meta de 3% en 2014, las medidas tuvieron efectos sobre el público general e incluían, la eliminación de bonos a trabajadores del sector público, la reducción de beneficios como los aguinaldos, un incremento del IVA a 23% y un incremento en los impuestos a combustibles de 10%, entre otros.

La aprobación de las medidas de austeridad eliminó la especulación de una posible salida de Grecia de la Eurozona en 2011, dando avance al rescate antes anunciado. No siendo lo anterior suficiente, hacia el cierre del año, se otorgó un nuevo rescate de 8 billones de euros para evitar que el país cayera en incumplimiento de pagos, aunque las negociaciones continuaron con deudores y con la Troika para evitar caer en incumplimiento en marzo de 2012. En ese mes la Eurozona aprobó un segundo rescate por 130 mil millones de euros. Previo a esto, el rendimiento de los bonos griegos a 10 años había avanzado a un máximo histórico de 37.10%, mientras que el rendimiento de los bonos a 3 años avanzaron a un máximo de 110.08%

Posterior a esto, se llevaron a cabo elecciones generales en Grecia, en donde a pesar de que se votó por partidos anti-austeridad, no se logró formar un gobierno de coalición. En un episodio de nerviosismo, la especulación de que Grecia podría salir de la Eurozona amenazando la integridad de la región ocasionó depreciaciones frente al dólar en el mercado de divisas. Esto terminó cuando en junio de 2012, el partido de Nueva Democracia, en pro de las medidas de austeridad, logró mayoría parlamentaria, dejando atrás el nerviosismo de una salida de Grecia.

A pesar de que Grecia continuó en un proceso de reestructuración, durante el 2013 y el 2014, la principal preocupación del Banco Central Europeo había sido el evitar los riesgos deflacionarios de la unión monetaria, debido al lento crecimiento económico y a la reciente debilidad de sus principales economías, particularmente Alemania. Lo anterior llevó al BCE a la implementación de una política monetaria altamente acomodaticia con una tasa sobre depósitos negativa y la posibilidad de implementar una compra de bonos de deuda de países miembros.

En medio de esta coyuntura, Grecia irá a nuevas elecciones generales el 25 de enero, en donde ahora surge el riesgo de que el partido de izquierda Syriza, haga gobierno y rechace lo hasta ahora logrado con las medidas de austeridad implementadas en el pasado. Debido al descontento social que se deriva de éstas, existen altas probabilidades de que el partido Syriza logre mayoría, amenazando nuevamente la integridad de la Eurozona, la recuperación de Grecia y poniendo un alto a las posibles estrategias del BCE para hacer frente a los riesgos deflacionarios.

Los efectos de lo anterior sobre el mercado cambiario son similares a lo observado durante 2012, solo que en esta ocasión existen otros determinantes que favorecen al dólar de forma paralela. Por un lado, la Reserva Federal está en camino a incrementar sus tasas de interés este año, mientras que por otro, la caída en los precios del crudo beneficia el consumo de algunos países avanzados pero pone en riesgo la estabilidad de los ingresos públicos de algunos países, afectando sus cotizaciones frente al dólar y asegurando la fortaleza de esta divisa durante el primer mes del 2015.

Gabriela Siller; PhD
gsiller@bancobase.com

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