Colaborador Invitado

Grecia: carrera contra el tiempo.

Por Gabriela Siller Pagaza

Tras los problemas experimentados durante el 2011 y la posterior calma de los mercados respecto a Europa, existía de manera casi generalizada la percepción de que las dificultades habían quedado atrás. Sin embargo, tras la elección de un gobierno calificado como de extrema izquierda, encabezado por el partido Syriza y el Primer Ministro, Alexis Tsipras, las circunstancias volvieron a complicar el panorama griego.

Actualmente, el país enfrenta vencimientos de deuda de corto plazo tanto en febrero como en marzo, lo cual lleva al nuevo gobierno a una realidad que le es difícil admitir: le falta liquidez. Grecia se acogió a varios programas de rescates para solventar su deuda gubernamental, misma que actualmente ronda el 175% de su PIB. Una parte del último rescate debería ser entregado este mes y sería utilizado para que Grecia cumpliera con el pago de sus deudas. Sin embargo, el nuevo gobierno griego está en contra de las medidas de austeridad vía las cuales se le otorgaron los rescates previos a las anteriores administraciones centrales, reiterando su intención de elevar el salario mínimo, reestablecer el seguro médico universal, recontratar personal para disminuir la tasa de desempleo, entre otras medidas. El actual tramo del rescate conlleva a la continuidad de las medidas de austeridad, razón por la cual Grecia lo rechaza.

La negativa de Grecia de cumplir con las condiciones acordadas ante la Troika conllevó a que el BCE declinara continuar permitiendo el uso de la deuda griega como colateral en manos de la banca privada para otorgar financiación a esta última, lo que en la práctica se traduce en una menor demanda por deuda helena en el mercado primario. Al mismo tiempo, Grecia tiene limitado por la Troika la cantidad de deuda que puede emitir, con lo cual la búsqueda por mayor liquidez de corto plazo vía emisión de deuda está descartada actualmente.

Dado lo anterior, el gobierno heleno afronta una situación en donde es necesario pedir liquidez a sus socios europeos, por lo cual el equipo de Tsipras busca un crédito puente que le permita solventar su deuda de corto plazo mientras continúan las negociaciones de los términos de los rescates. Tras una reunión de los Directores del FMI, el EFSF y el Eurogrupo, se dejó en claro que la intención de dichas instituciones es que Grecia acoja el tramo del rescate que se le debería de entregar este mes para enfrentar sus deudas, lo cual implicaría la continuidad de las medidas de austeridad, aunque dichos Directores destacaron que los rescates ofrecen cierta flexibilidad, aunque el fondo continúa siendo el mismo.

Como otra posibilidad, la administración griega ha destacado su interés en el canje de sus actuales bonos de deuda por unos ligados al crecimiento y otros denominados perpetuos (lo que le daría mayor flexibilidad en la práctica), aunque dicha posibilidad no ha sido discutida por sus acreedores.

Existe la preocupación de que, si Grecia no puede hacer frente a sus obligaciones de corto plazo, se podría ver forzada a abandonar la Eurozona, trayendo volatilidad al mercado cambiario. Sin embargo, dada la intransigencia de la postura comunitaria frente a la griega (donde incluso el Presidente del Eurogrupo mencionó que sólo habría otra reunión de los Ministros de Finanzas cuando Grecia quisiera aceptar la ayuda financiera), es probable que Grecia se vea forzada a tomar el tramo de rescate de corto plazo para evitar una fuerte especulación contra su economía, aunque ello no implica que desistiría de su intención de modificar las condiciones del rescate en un futuro.

 

No obstante, cabe aclarar que el gobierno heleno radica su filosofía cerca del espectro más extremo de la izquierda en el abanico político del país, por lo cual no puede descartarse que continúe su negativa a las medidas de austeridad de la Troika y por consiguiente enfrente el vencimiento de pagos de deuda sin la liquidez apropiada. Dado lo anterior, la probabilidad de que Grecia salga de la eurozona se ubica actualmente en un 30%.

 

 

Gabriela Siller Pagaza, Directora de análisis económico-financiero de Banco Base

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