El efecto elecciones
Por Gabriela Siller
Tomando en cuenta que el gasto gubernamental nacional ronda el 20% del PIB, su comportamiento resulta crucial al analizar la economía de México. Al interior de los estados, los egresos del sector público estatal respecto al PIB por entidad federativa representan en promedio el 14% teniendo especial importancia en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Tlaxcala, donde su razón de egresos al PIB de la entidad supera el 20%. Así el gasto público resulta ser relevante para el desempeño económico estatal. En este sentido la percepción popular de que en años de elecciones el gasto público se incrementa es un tema controvertido y de interés general.
La alternancia y mayor pluralidad política, que en teoría implica un mayor esfuerzo por captar el voto es relativamente nueva en el país, puesto que comenzó a notarse a partir de la década de los 90’s. Lo anterior limita el número de años útiles para un análisis estadístico serio, pero los pocos estudios que existen encuentran evidencia en la misma dirección.
Más allá de la magnitud, resulta estadísticamente significativo que entre 1993 y 2006 los egresos brutos de las entidades federativas se incrementaron en los años en que se llevaron a cabo elecciones, en comparación a los años en los cuales no había votaciones. El mismo estudio revela que la nueva deuda contraída por los estados en los años anteriores a aquellos donde se llevarían a cabo elecciones, se incrementó también de manera estadísticamente significativa, probablemente con el objetivo de poder generar un mayor gasto estatal el siguiente año. Estos resultados confirman la percepción de la población respecto al ciclo del gasto público, que parece responder a periodos electorales en lugar de a necesidades económicas de cada entidad. Lo anterior es cierto, sin importar el partido político en el poder.
Otros estudios, llegan a conclusiones similares, aunque resaltan también que el gasto público estatal se contrae en el año inmediatamente posterior al año electoral, lo que en la práctica acredita la teoría de un ciclo político presupuestal, ya que al haber gastado (de más) el gobierno anterior obliga a disciplinar las finanzas del gobierno.
En cuanto a las finanzas municipales se trata, se ha encontrado que el proceso de incremento en el gasto municipal hasta antes de la descentralización de recursos afectaba positivamente (de manera exclusiva) al gasto corriente, mientras que, tras el proceso de descentralización de 1998, la pluralidad política, alternancia y competencia derivaron también en un incremento del gasto en obra pública a nivel municipal, generando una mayor derrama económica en el estado por el llamado efecto multiplicador del gasto.
Por lo anterior, no es raro que los estados tengan un mayor crecimiento económico en periodos electorales, mientras que en los años subsecuentes los gobiernos electos deben hacer ajustes al gasto.
Gabriela Siller Pagaza PhD.