Reformas son insuficientes.- IDIC
18 de octubre de 2013.- Además de las reformas estructurales, el México de hoy requiere la aplicación de una política integral de crecimiento, competitividad y desarrollo industrial, con una estrategia nacional ordenada, focalizada, transexenal y factible en un entorno democrático y de estabilidad, señaló Raúl Gutiérrez Muguerza.
Durante su participación en el Foro Tecno Management 2013, organizado por el IMEF Grupo Monterrey, y la AMPI, el Presidente del Instituto para el Desarrollo y Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), dijo que México debe analizar estrategias adoptadas por otros países que han tenido éxito en sus economías como Corea y para aplicar lo mejor de éstas.
“Las denominadas reformas estructurales que se pospusieron en México cerca de 15 años hoy son claramente insuficientes para ponernos al día. Por supuesto que se requieren, pero si queremos crecer a tasas por arriba del 6 por ciento, como lo demanda nuestra condición económica y social, tenemos que hacer mucho más”.
Dijo que parece obvio señalar que la innovación es clave para lograr una mayor competitividad y que ésta, a su vez, es condición necesaria para obtener mayores niveles de crecimiento, sin embargo en México “aún no hemos sido capaces de instaurar una verdadera cultura de la innovación en la sociedad”.
Refirió que en el campo de las manufacturas, países como China, India o Corea del Sur, que hace muy poco tiempo se dedicaban fundamentalmente a actividades intensivas en mano de obra, hoy son los líderes indiscutibles a nivel mundial en la fabricación de microprocesadores, software avanzado y diseño.
“Las cadenas productivas de estas economías se muestran bastante sólidas y, pese al escenario global de bajo crecimiento, siguen creciendo a tasas por arriba del 5 por ciento anual que en México vislumbramos como el mejor de los escenarios”.
Señaló que grandes analistas mexicanos y extranjeros coinciden en que México tiene todo para dejar de ser una economía con potencial y convertirse en una potencia.
Comentó que la inversión extranjera directa es importantísima y deseable, pero siempre y cuando sea complemento de la inversión nacional, pública y privada.
Respecto al tema de la apertura comercial indicó que el problema es que el Timing no fue el correcto y faltó corresponsabilidad por parte del gobierno para implementar las políticas que nos permitieran competir en igualdad de circunstancias.
“La consecuencia lógica de esto es que, en un lapso de no más de 20 años, la manufactura perdió más de tres puntos porcentuales en la participación del PIB total de nuestra economía, para pasar de 21 a 18 en números cerrados. Lo anterior es grave, ya que según nos muestra la experiencia coreana, debió haber sido al revés. Las economías emergentes tienen mayores posibilidades de crecer y hacerlo de manera más rápida, en la medida en que apoyan decididamente a sus sectores manufactureros y la participación de la manufactura en el PIB aumenta, no disminuye”.
Por otra parte, en el caso de las economías emergentes que sí crecieron, la clave fue repetir lo mismo que hicieron en su momento países como Alemania, Estados Unidos, Japón o Inglaterra, es decir:
En todos estos casos, el gobierno siguió previendo apoyo a empresas en sectores antes prioritarios y removió distorsiones cuando fue necesario.
Se facilitó a empresas privadas la entrada a sectores que eran consistentes con las ventajas comparativas del país, para crear justamente ventajas competitivas.
“En todos estos casos, hubo una clara política industrial para lograr que las cadenas productivas se integraran sólidamente a partir de una idea muy simple:
“Primero se apoyan a las industrias intensivas en mano de obra hasta que lleguen a un nivel óptimo de desarrollo. Esto por razones obvias, como la necesidad de generar empleo; posteriormente, estas industrias se van trasladando a otras regiones, para concentrar los apoyos en industrias intensivas en capital; una vez que éstas adquieren nivel de competencia internacional mediante la coordinación entre gobierno e iniciativa privada, se van trasladando hacia otras regiones, para comenzar a impulsar las industrias de alta tecnología, y así sucesivamente”.
“En tanto, los mercados se van abriendo, pero de manera regulada y acorde a una estrategia de gran visión, con miras en el largo plazo, donde lo importante no es sacar diez en conducta, sino diez en aprovechamiento. Crecer a tasas de dos dígitos, generar miles de empleos anuales y alinear todos y cada uno de los instrumentos de política pública hacia ese objetivo”.
El empresario destacó que debemos tratar de convencer con argumentos que no podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
“Sólo a través de políticas industriales totalmente distintas a los dictados del Consenso de Washington es como estos países han logrado salir adelante, e incluso ahora que se habla de la desaceleración de China y los Tigres Asiáticos, sus tasas de crecimiento bajas son del orden del 7 por ciento, que ya quisiéramos nosotros para el mejor de nuestros escenarios”.
Indicó que el comercio exterior mexicano ha evolucionado al grado de que exportamos más de mil millones de dólares diarios, y sin duda eso es una gran cantidad comparada con lo que exportábamos hace 25 años.
Y también cualitativamente esas exportaciones son mucho mejores porque pertenecen a la manufactura, más que al rubro de petróleo y otros insumos primarios.
“Sin embargo, la pregunta de fondo aquí es ¿Porqué si somos una de las economías con mayor actividad exportadora, nuestra economía no crece? Pienso que la respuesta es clara: Porque las exportaciones mexicanas poseen un contenido nacional muy bajo; somos fundamentalmente maquiladores y las industrias extranjeras que se instalan en nuestro país, si bien es cierto que contribuyen de manera muy importante en la generación de empleos y riqueza, la verdad es que la mayoría de ellos son más bien centros de costos, no centros de utilidades”.
“No sabemos a ciencia cierta cuál es el valor agregado nacional, al punto que algunas empresas trasnacionales llegan a considerar como insumo nacional lo que compran en el país a una comercializadora que importó el bien”.
Además de la visión, otro componente fundamental es el compromiso nacional, el liderazgo, la determinación y la corresponsabilidad.
“Todos éstos, son valores que llegaron a permear prácticamente todas las actividades productivas y sin los cuales hubiese sido imposible que Corea del Sur lograra el éxito”.
Otro punto que refleja la falta de una visión integral de fomento a la inversión nacional y extranjera es que en 2012, la inversión extranjera directa en México fue del orden de los 12 mil millones de dólares, mientras que en ese año, la inversión mexicana en el extranjero fue de 25 mil 500 millones de dólares, según estimaciones de CEPAL.
Añadió que “No habrá esfuerzo que rinda frutos, si el gobierno no hace su parte. La innovación y, por tanto, la competitividad son temas de ida y vuelta donde tiene que haber trabajo en conjunto”.
“El caso coreano lo muestra. El crecimiento económico exponencial fue consecuencia de cambios de fondo en la estructura productiva donde la visión de largo plazo fue generar una economía del conocimiento basada en la producción y exportaciones de bienes manufacturados con una creciente densidad tecnológica y alto valor agregado nacional. Obvio, esto tendría que llevar tiempo. Pero desde el inicio, esta fue la visión”.
La política industrial, enfocada al desarrollo de la innovación tiene que ser producto de la definición de una vocación productiva determinada, pero tiene que tener, sobre todo, la corresponsabilidad y el compromiso de los factores de producción (empresa y trabajadores) y del gobierno. De otra forma, no funciona.
Gutiérrez, destacó que la política industrial va de la mano de la política de ciencia y tecnología. Se trata de un binomio indisoluble donde se encuentra la piedra angular del cambio.
Y uno de los elementos clave de la estrategia coreana ha sido el enfoque en la manufactura, debido a las enormes ventajas que ese sector tiene con respecto a otras áreas.
“Está plenamente demostrado que los impactos que generan las innovaciones en el sector de la manufactura en el resto de la economía son muy superiores a los de otros sectores. Las ganancias en productividad y sus efectos hacia el resto de la economía son muy relevantes y tienden a provocar círculos virtuosos más amplios con el resto de la economía”.
La otra opción es revisar los casos de éxito de aquellos que han logrado despegar en poco tiempo; aprender de sus experiencias, aplicando lo que algunos denominan como el principio dela “Doble A” que significa Adoptar y Adaptar, dando un paso a la vez.
No se trata de extrapolar recetas, porque la propuesta incurriría en el mismo problema que estamos señalando, sino observar con capacidad crítica aquello que ha funcionado a otros y adaptarlo al momento histórico y a nuestras estructuras políticas y económicas.
Así, Corea elaboró una agenda que integró acciones, responsabilidades y estrategias multinivel, con plazos y fechas concretas para generar un mapa de navegaciónde aplicación nacional que diera certidumbre y rumbo a la planeación estratégica de largo plazo.