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Proponen impuesto ambiental del 13% a las importaciones de acero

3 de Octubre de 2013.- México debería establecer un impuesto compensatorio ambiental del 13 por ciento a las importaciones de acero y aplicarlo a los países que no tienen los estándares ambientales similares a los de México.

Esta medida generaría recursos por 19 mil millones de pesos, sólo considerando las importaciones del sector, señaló Abel Ayala, director de Administración y Finanzas de Minera del Norte (MINOSA), empresa subsidiaria de Altos Hornos de México (AHMSA), quien presentó la propuesta ante la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

Señaló que deben establecer en la iniciativa de reforma que quien debe pagar el impuesto es quien quema el combustible y no quien lo produce y extrae.

Añadió que en caso de aplicarse cualquier impuesto a las emisiones de carbono, éste deberá implementarse gradualmente iniciando en 2017, dadas las limitaciones en la producción y distribución de gas natural, ya que se estima que PEMEX cuente con la infraestructura necesaria para satisfacer la demanda nacional de gas a partir de 2016.

Si se aprueba ese impuesto, se deberá acreditar contra las inversiones realizadas en:

a)  En materia ambiental en las comunidades en donde operan las industrias.

b)  Los procesos de modernización para la eficiencia energética.

c)  Acciones de mitigación, protección ambiental, remediación, captura de carbón y reforestación.

Además de establecer una Norma Oficial Mexicana (NOM) Ambiental que defina los requisitos mínimos ambientales que deberán cumplir los bienes producidos y/o comercializados en México.

Reforma fiscal pondría en riesgo operaciones actuales

La aplicación del impuesto al carbono, que se pretende aplicar con la Reforma Hacendaria, representa un duro golpe a la competitividad del país, vulnera la certidumbre jurídica de las empresas y trabajadores de la industria minera y siderúrgica y pone en riesgo la continuidad de sus operaciones, señaló Ayala.

“El impuesto a los combustibles fósiles tendrá un efecto negativo en el sector, el crecimiento económico nacional y regional, además de que eliminará fuentes de empleo”.

Dijo que México es un país en vías de desarrollo que no está obligado en el corto plazo a hacer reducciones en el índice de CO2, cuyas emisiones per cápita están por debajo de la meta a la que muchas naciones aspiran al año 2050. Países industrializados generan hasta 450 por ciento más de CO2 que México.

“Ningún país en desarrollo ha implementado exitosamente impuestos a las emisiones de carbono y no hay razón para que México deba adelantarse a adoptar un gravamen de esa naturaleza que resta competitividad y grava en exceso la producción, mientras no exista un acuerdo internacional multilateral de cambio climático al que todos se obliguen por igual”.

Por otra parte, señaló que el impuesto al carbón no es congruente con el proyecto de Reforma Energética, ya que grava muy poco a los combustibles más contaminantes sobre su precio de venta, como la gasolina (1.3 por ciento), combustóleo (1.6 por ciento), gas natural (6.1 por ciento) y coque (9.5 por ciento), mientras que se pretende imponer un impuesto al carbón de 19.5 por ciento.

Por seguridad nacional no se debe desalentar el uso del carbón como energético, pues México es uno de los países que menos utilizan este producto en su mezcla energética, apenas con 8 por ciento, mientras que el promedio mundial es de 42 por ciento.

“El impuesto al carbón pone en grave riesgo a la región carbonífera de Coahuila, la más importante del país, y en general a la industria siderúrgica mexicana que es fuente de empleo para 600 mil trabajadores y empleados, de acuerdo al INEGI”, señaló el directivo.

Actualmente el consumo de acero per cápita en México es de 180 kilogramos y para el 2030 no se alcanzarán los niveles de 400 kilos por persona que muestran las naciones desarrolladas, como es deseable.

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