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Pactan Arcelor Mittal y gobierno de Francia para evitar cierre y despidos en Florange

1 de diciembre de 2012.- El Gobierno de Francia logró un acuerdo con la siderúrgica Arcelor-Mittal para que el gigante del acero no cierre los dos altos hornos que tiene en la localidad gala de Florange (al noreste del país), aunque los mantendrá parados hasta que mejore la demanda.

El pacto descarta además la posible nacionalización de las instalaciones, que había llegado a sugerir el Gobierno francés. La compañía se compromete a invertir 180 millones de euros durante los próximos cinco años y se descarta los despidos.

Los sindicatos asturianos aseguraron ayer que, en principio, el acuerdo francés no debería de tener repercusión sobre las instalaciones que la multinacional posee en el Principado, donde también mantiene parado uno de los dos altos hornos que tiene en Veriña (Gijón) a la espera de una recuperación de la demanda de acero.

Las centrales aseguraron que los mercados de ambas instalaciones, las de Florange y las asturianas, son distintos. Las primeras suelen vender sus productos en el centro de Europa, mientras que las asturianas lo hacen en el sur del continente. Las que sí compiten con las instalaciones regionales son las que Arcelor-Mittal controla en el sur de Francia, en Marsella.

El grupo siderúrgico se ha comprometido a mantener la planta en el actual estado a la espera de conocer el destino de un proyecto de almacenamiento de bióxido de carbono al que opta Florange y que está pendiente de recibir financiación europea.

Sin embargo, Arcelor reconoció que la actividad de acero pesado de la planta no comenzará de forma inmediata. El primer ministro indicó que los acuerdos con Mittal, cuyo presidente se reunió el pasado martes con François Hollande, son incondicionales y aseguró que el Estado vigilará que se cumplan escrupulosamente.

Una fuente de Matignon, sede del primer ministro, precisó que se producirán supresiones de puestos a medida que se produzcan jubilaciones y aseguró que no habrá despidos ni traslados por la fuerza. En la planta había 629 empleados que estaban amenazados con ser despedidos, de los más de 2 mil 500 que hay en la planta industrial.

El primer ministro excluyó que el Ejecutivo vaya a nacionalizar provisionalmente los altos hornos, una hipótesis que había sido lanzada por el ministro de Recuperación Productiva, Arnaud Montebourg, y por el propio presidente de la República, Francoise Hollande. Ayrault, que señaló que la expropiación es un medio posible en circunstancias históricas particulares, no es eficaz en el caso de Florange.

El anuncio del primer ministro no convenció a los sindicatos, que esperaban que el Gobierno nacionalizara el grupo, ya que no se fían de la palabra de Mittal, al que acusan de no haber cumplido los compromisos que adquirió en 2006, cuando se hizo con Arcelor. El plazo para negociar una solución para Florange vencía el 30 de noviembre.

En caso de desacuerdo, los hornos altos estaban amenazados de cierre definitivo. La siderúrgica, que anunció el cierre de parte de la planta, pretendía deshacerse de las actividades de acero bruto, pero conservar las de transformación, que sirven de aprovisionamiento de las cadenas de montaje de grupos automovilísticos como PSA Peugeot Citroën, Mercedes, Volkswagen, BMW u Opel.

La empresa, con 20 mil trabajadores en Francia, también valoró positivamente su satisfacción por haber alcanzado un buen acuerdo con el Ejecutivo galo.

“Es positivo que hayamos llegado a un acuerdo sobre nuestras actividades en Florange. En el marco del entorno económico actual, se trata de un buen acuerdo”, aseguró Henri Blaffart, a través de un comunicado.

Agencias

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