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NFT: La revolución de la propiedad digital

Los NFT son representaciones únicas y verificables de activos digitales, como obras de arte, música, vídeos, coleccionables virtuales y otros tipos de contenidos digitales, que se basan en la tecnología ‘blockchain’ para garantizar su autenticidad y propiedad. Más del 64% de quienes compran NFT lo hacen con un objetivo de rentabilidad, mientras que un 12% sigue un puro afán coleccionista.

Tradicionalmente, el patrimonio de una persona se ha dividido entre el dinero y otras clases de bienes, como, por ejemplo, su vivienda o una obra de arte. La diferencia entre uno y otras es fácil de comprender. Por un lado, el dinero es un bien fungible, concebido originalmente para gastarlo (‘gastar’ es el significado en castellano del vocablo latino ‘fungi’). Aunque su cotización puede variar por distintos factores, una persona que tiene un billete de 100 dólares siempre tendrá 100 dólares, aunque lo cambie por otro billete de 100, dos de 50, cinco de 20 o diez de 10. También son bienes fungibles y, por tanto, perecederos pero reemplazables, un teléfono móvil, una lavadora o un par de zapatos.

En cambio, quien posee una obra de arte no tiene intención de consumirla, gastarla o dividirla en varias partes. Tampoco es intercambiable, por lo que se trata de un bien único: en el improbable caso de que alguien cambiase un Picasso por dos Magritte, la suma de estos no daría como resultado la representación de un idéntico Picasso. Es, por consiguiente, no fungible, como también lo son un libro incunable, el autógrafo de un personaje histórico o una pieza arqueológica. Además, su valor fluctúa con los años. El primer dueño del cuadro ‘Blue Marilyn’, de Andy Warhol (1964), pagó por él 4.000 dólares; en 2022 se subastó por 195 millones, convirtiéndose en la obra más cara del siglo XX.

Con la irrupción de ‘blockchain’ y su capacidad de registrar, en múltiples terminales interconectadas, transacciones digitales de todo tipo, esta capacidad de coleccionar objetos únicos se ha podido llevar al ámbito digital.

¿Qué son los NFT?

Los NFT son representaciones únicas y verificables de activos digitales, como obras de arte, música, vídeos, coleccionables virtuales y otros tipos de contenidos digitales, que se basan en la tecnología ‘blockchain’ para garantizar su autenticidad y propiedad. Todo aquello que puede representarse digitalmente tiene el potencial de convertirse en un NFT: de un ‘tuit’ a un meme, pasando por una obra de arte.

De modo que, si las criptomonedas son el dinero de ‘blockchain’, los NFT son piezas digitales únicas por las que los usuarios pagan, pero no para exhibirlas sino con la esperanza de venderlas en un futuro a un precio mayor. La cadena de bloques se ocupa de certificar su valor y su pertenencia a una persona y no a otra. Es decir, en ‘blockchain’ “queda grabada una prueba de propiedad, de autenticidad y de unicidad o exclusividad”, explica Rafael Muñoz Gil, director del Máster de Fintech & Blockchain y del Máster de Business Analytics de la Universidad Europea.

La clave está en los archivos digitales

Conviene subrayar que los bienes digitales no fungibles no son algo abstracto, sino productos reales; muy distintos de los tradicionales, eso sí, y que pueden poseer carácter artístico o no. “Un NFT es un archivo digital”, añade el profesor Muñoz Gil, “una imagen (una obra de arte, una fotografía, un ‘gif’), un audio (una canción o parte de una canción), un avatar o ‘skin’ de un juego, un vídeo, un ‘tuit’, etc”.

Podemos citar imágenes como las fotografías inéditas de discotecas míticas como Studio 54 o Paradise Garage, ambas en Nueva York, que se pusieron a la venta en formato NFT en 2021; o la colección de obras digitales de diversos artistas que, ese mismo año, subastó en formato NFT la firma italiana de moda Gucci en asociación con la casa de subastas Christie’s. O las tarjetas de temática animal que han lanzado el FC Barcelona y la empresa Plastiks con un objetivo sostenible.

En cuanto a archivos de audio, artistas musicales como el rapero Snoop Dogg o el DJ 3LAU han publicado temas en NFT con enorme beneficio (el DJ ha recaudado 11 millones de dólares con ellos). Pero también pueden ser NFT ‘tuits’ o memes. En 2021, el empresario Sina Estavi pagó 2,9 millones de dólares por la propiedad del primer ‘tuit’ de la historia: el que publicó el 21 de marzo de 2006 Jack Dorsey, cofundador de Twitter, con el escueto texto: “just setting up my twttr” (“simplemente configurando mi Twitter”).

Tan amplia variedad puede llevar a cuestionar si cualquier objeto digital es susceptible de convertirse en NFT. En realidad, nada impide que un dibujo infantil o cualquier ‘tuit’ ingenioso se pueda convertir en un ‘token’ no fungible. Esto no quiere decir que encuentren un comprador o que, una vez que alguien haya pagado por ellos, vean su valor incrementado con el tiempo. En este aspecto, los NFT no son muy distintos de los bienes tradicionales.

En la actualidad se pueden encontrar plataformas tanto genéricas, que permiten la compraventa de cualquier tipo de ‘token’, como especializadas en campos como podrían ser el arte digital, juegos, música, películas, memes, ‘tuits’, ‘gifs’, etc.… Una de las principales plataformas hoy en día para la compraventa de NFT es OpenSea. Fundada en 2017, se considera el primer y más grande ‘marketplace’ del mundo especializado en bienes digitales. Cuenta con más de dos millones de usuarios y una cifra de más de 20 millones de activos alojados en su interior.

Para qué sirven los NFT

Desde la creación de ‘Quantum’, primer NFT acuñado por Kevin McCoy y Anil Dash en 2014 en la conferencia Seven on Seven, de Rhizome, han sido numerosos los cambios en el ámbito de los mercados de NFT. De la tendencia han surgido verdaderas obras de arte, como ‘The first 5.000 days’, de Beeple, que se subastó en 2021 por 69 millones de dólares. ‘Bored Ape Yatch Club’ y ‘CryptoPunks’, dos conocidísimas colecciones de NFT, alcanzaron precios de varios cientos de miles de dólares. Invertir en ‘tokens’ no fungibles para obtener un beneficio a largo plazo ha sido hasta ahora el principal uso de estos productos.

 

De hecho, el 64,3% de las personas que compran NFT lo hacen para ganar dinero, según una encuesta de 2022 de DexterLab; el 14,7% busca formar parte de una comunidad, mientras que el 12,4% se consideran verdaderos coleccionistas. Sin embargo, tras unos primeros meses de euforia, el mercado de la especulación de los NFT se desinfló en 2022. Baste como ejemplo el caso, ya citado, del primer ‘tuit’, por el que en 2021 se pagaron 2,9 millones de dólares y que a fecha de 2023 se ha devaluado hasta los 4.000 dólares.

“En los últimos años la tendencia ha cambiado, y lo que se busca es más un vínculo entre lo digital y lo real, utilizando el NFT como garantía”, explica Muñoz Gil. El potencial de los NFT puede variar mucho, tanto a nivel de marketing como de gestión, desde estrategias de ventas adicionales hasta fomentar la lealtad del cliente. Marcas de diversos sectores han lanzado colecciones especiales de NFT como herramientas de mercadotecnia, para captar nuevos clientes o mejorar el valor percibido de sus promociones y productos.

Además de su uso en marketing, los NFT también tienen importancia en términos de patentes, ya que pueden convertirse en recursos estratégicos para las empresas, ofreciendo ventajas competitivas sobre sus rivales. Como asegura en un estudio de 2022 Anatoli Colicev, profesor de Marketing de la Universidad Bocconi de Milán, “los NFT pueden permitir que las marcas formen una comunidad altamente atractiva, combinar la propiedad de productos ‘online’ y ‘offline’ y, potencialmente, crear un vínculo entre la marca y los consumidores”.

Ventajas y desventajas de invertir en NFT

Coleccionar NFT es interesante desde varios puntos de vista. Damià Rey, director del GVC Institute y profesor en la UB, UIC y ABat Oliba, destaca “su propiedad verificada y el registro de su propiedad, así como el acceso a bienes y experiencias únicas, como puede ser un NFT de un concierto privado o un NFT con derechos de autor, los cuales su creador recibe por cada venta futura del producto”. Otra ventaja del mercado de los NFT es que pone en contacto directo al comprador y el creador, sin intermediarios, como afirma Sasha Silina, de la Universidad Lomonosov de Moscú, en un artículo. El uso de la tecnología ‘blockchain’ hace que la propiedad de los activos sea más transparente.

Pero, al mismo tiempo, tiene algunas desventajas. Su impacto en el medio ambiente no es nimio: una sola transacción NFT requiere tanta electricidad como una casa estándar durante un día y medio. Además, el hecho de que en muchos casos solo se puedan comprar NFT con la criptomoneda ether (ETH), de la plataforma Ethereum, puede ser un factor disuasorio.

Por otra parte, acarrea ciertos riesgos, debido, sobre todo, a la volatilidad del activo. “Hay que investigar y entender qué valor añadido aporta antes de invertir en ellos”, sugiere el profesor Damià Rey. Como concede Muñoz Gil, “invertir en NFT de última generación puede ser lucrativo, pero es fundamental comprender que el mercado se caracteriza por la volatilidad, la estacionalidad y la susceptibilidad a la manipulación. Para navegar en este espacio con éxito, uno debe adquirir conocimientos operativos en el entorno cripto y Web3. Mi recomendación es tomarse tiempo para aprender y familiarizarse a fondo con este ecosistema. Si decide invertir, es prudente comenzar con pequeñas cantidades de capital disponible para minimizar los riesgos”.

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