Colaborador Invitado

No es enchílame otra

Se llama fanático a quien cree exageradamente en algo y cortesano al que sirve obsequiosamente a un superior, usted decida el caso Poniatowska.

ACCIONES Y RAZONES/Efraín Klériga

Cuando una Premio Cervantes llega a las frases trilladas para hablar de un presidente es porque no hay mucho que decir del personaje.

La Princesa Polaca —lo es por linaje— como le decía Carlos Fuentes, aludió muy desafortunadamente a Andrés López Obrador.

Elena Poniatowska, con lugares comunes, con leyendas urbanas, lo comparó con un rey polaco quien solamente para sus descendientes fue un gran rey.

«Ser Presidente tienes todo un país a tus pies, pero todo un país a quienes puedes y debes resolver todos sus problemas», dijo a Reforma.

«Y no es cosa de, perdona la expresión popular, ‘enchílame otra’.» Y aquí le agrego «Si las cosas fueran sencillas, cualquiera las haría».

Lo peor no fue lo trillado, sino que lo comparó con un su antecesor, Estanislao II de Polonia, personaje de una de sus novelas y la otra será de AMLO.

La Princesa Polaca, ya mexicana y «polaca» por grilla, resulta que compara al tabasqueño con un rey que abdicó y entregó el poder a Rusia.

Pero además de abdicar y entregar el poder, pasó sus últimos tres años en San Petersburgo, lamentándose en un palacio y sin miserias.

Espero no sea mala señal, pero es difícil olvidar que fue un López quien cedió el 55 por ciento del territorio a Estados Unidos hace 173 años.

Lo peor: El macuspano de las mañaneras, se distingue por haber salido de pleito de todos sus cargos, incluido el de Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Lo que si nos deja la Princesa Polaca y con la claridad, es que los fans de López, el llamado chairaje, lo ven con el corazón y no con el cerebro.

Lo califican con una leyenda tejida con medias verdades de la oposición, leyenda que sigue tejiendo AMLO, según quien: México en 2018 era tierra baldía.

Algo similar a la Comala de Pedro Páramo, donde pasaban cosas como en «La muerte pide permiso», de Edmundo Valadés.

Elenita dice que el macuspano recibió un palacio vacío, y además, ya en sesudas elucubraciones encontró que ser presidente es más difícil que ser candidato.

El que es gallo donde quiera canta y, diría mi amigo El Melcochas quién cita al Filósofo de Güémez: «Todo lo hondo es bien profundo».

Y es tan difícil ser presidente que el macuspano no ha logrado crear un solo empleo en términos reales, y el ingreso por persona ha caído.

Es tan difícil que, mientras se retrae la inversión privada a niveles histórico, la inversión pública se lastra con la deuda y pérdidas de Pemex.

Tan no es enchílame estas que la delincuencia organizada sigue enchilando a todo el país, y que la pandemia ya se enchiló a más de medio millón.

Si comparamos fans y críticos laureados, veríamos que mientras Elenita lo justifica, Enrique Krauze lo llama destructor, y uno ha de tener razón.

«Es difícil, es lento, hay muchos problemas que vienen desde hace tiempo», explica la Princesa Polaca para justificar el desmadre de país.

Los «neoliberales» Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña, no encontraron un país sin problemas ni creo que Elenita no sepa que el macuspano prometió soluciones mágicas.

Es más sensato Krauze: «Ha destruido (AMLO) instituciones y ha desgarrado la concordia básica mexicana con una actitud de polarización que es muy preocupante».

«¡Irremediablemente confundido! La gente de antes era más honrada que la de ahora… yo soy de antes, pero vivo ahora», explicaría el Filósofo de Güémez.

Pero la defensa de Elenita en realidad no viene del tanto amor sino de la conveniencia, porque mal no le ha ido desde que escribió su libro sobre AMLO.

Como escribió César Garizurieta Vega : «vivir fuera del presupuesto es vivir en el error»….

User007@mxpress.mx

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