Economia y PoliticaNacionales

Sin infraestructura se perpetúan condiciones restrictivas para superar la pobreza.- IDIC

Al cierre del 2019 un total de 20 estados mantenían una tendencia a la baja en materia de construcción

5 de marzo de 2020.- De acuerdo con José Luis de la Cruz Gallegos, Director General del Instituto para el Desarrollo, Industrial y el Crecimiento Económico, IDIC, la caída del sector de la construcción en 2019 mantiene viva una de las herencias menos favorables del modelo económico, vigente desde hace 40 años, para la sociedad y economía mexicana: sin infraestructura moderna y de calidad se perpetúan las condiciones restrictivas que impiden la superación de la pobreza, la informalidad y la marginación en la que viven millones de mexicanos

Reactivación de la construcción, una necesidad nacional

De acuerdo con el INEGI, al cierre del año pasado, 20 entidades federativas mantenían una tendencia a la baja respecto a la construcción realizada en las mismas. Ello permite entender la caída promedio observada en el sector durante el 2019: (-) 8%.

De igual forma se debe observar la tendencia negativa que mantienen las entidades con una mayor proporción de personas en situación de pobreza:

Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Michoacán, por citar algunos ejemplos, cerraron el 2019 con una clara ruta de precarización en materia de construcción.

Se debe citar un hecho: en 2019 se presentó un cambio estructural en el sector de la construcción que no ocurrió ni durante la crisis del 2009: el retroceso inició un proceso que no sólo implicó un cambio de nivel a la baja, también representó la ruptura del comportamiento estacional de la construcción.

Básicamente ocurrió una ruptura en el patrón evolutivo del sector, una contracción que aún no ha tocado fondo (gráfica 3). Por ello existe un baja en el PIB potencial del sector.

A nivel nacional se tiene un registro de 407.9 mil kilómetros de carreteras; de estas, solamente 177 mil se encuentran pavimentadas, 131 mil están en calidad de revestida2 y 31 mil como terracería.

o Oaxaca: tiene 30.7 mil kilómetros de carreteras de los cuales 21 mil están considerados como de terracería y solo 7.2 mil están pavimentados.

o Chiapas: cuenta con 22.9 mil kilómetros de carreteras, pero 14.7 mil son “revestidas”, es decir no pavimentadas (en este último caso únicamente se encuentran 7.1 mil kilómetros).

o Guerrero: 18.8 mil kilómetros de carreteras en total, pero 6 mil son brecha mejorada, otros 6.1 mil “revestidas” y sólo 6.6 mil están pavimentadas.

La evolución de las entidades citadas va en contra de la lógica de política económica y desarrollo social expuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador: favorecer el desarrollo del sur y sureste de México para resolver el problema de pobreza al priorizar la inversión realizada en el sector energético.

Para revertir lo anterior se requiere una estrategia nacional que permita integrar en una sola dirección la acción del Estado con la satisfacción de las necesidades de las sociedad en materia de infraestructura al mismo tiempo que ello se genera a través de un Acuerdo Nacional que gire en torno a la colaboración de las empresas mexicanas en el sector de la construcción, las empresas que fabrican los insumos intermedios en México y la participación del sector educativo en la elaboración de planes, programas y el recurso humano pertinentes a las necesidades de cada región y sector productivo.

INEGI: Carretera revestida, Camino donde pueden transitar vehículos automotores, su piso está aplanado y cubierto con una capa delgada de asfalto o gravilla compactada. Normalmente, son las que interconectan localidades rurales o urbanas pequeñas

Ante la caída del PIB en 2019, la desaceleración industrial mundial, el problema de salud pública y la volatilidad financiera que ha generado el coronavirus, así como la necesidad de resolver los problemas estructurales de México, se hace necesario instrumentar una política económica integral que tenga como objetivo al crecimiento económico basado en el fortalecimiento del mercado interno: se debe evitar que los efectos adversos lleguen al mercado laboral.

El camino directo se encuentra en la reactivación de la construcción: nuevas inversiones que utilicen lo Hecho en México para atender las necesidades de la sociedad mexicana. Representa la única forma de preservar el empleo y de incrementar la inversión sin depender del volátil entorno internacional.

Análisis

La caída del sector de la construcción en 2019 mantiene viva una de las herencias menos favorables para la economía y sociedad mexicana: sin infraestructura moderna y de calidad se prolongan las condiciones restrictivas que impiden la superación de la pobreza, la informalidad y la marginación en la que viven millones de mexicanos.

Durante los últimos 40 años el Estado acumuló un pasivo con la sociedad mexicana: implementar una política económica capaz de consolidar pilares sólidos de crecimiento económico y desarrollo social.

Una de las aristas de dicho saldo es la depreciación de la infraestructura física: salvo casos aislados, la mayor proporción del país tiene que desempeñar sus actividades productivas del siglo XX y en algunos casos de épocas ya superadas por la mayoría de las naciones con las que México tiene su mayor intercambio económico y financiero.

De acuerdo con el INEGI y su Encuesta Nacional de Empresas Constructoras, al cierre del año pasado, 20 entidades federativas mantenían una tendencia a la baja respecto a la construcción realizada en las mismas. Ello permite entender la caída promedio observada en el sector durante el 2019: (-) 8%.

No obstante, la relevancia de lo anterior también es importante observar la tendencia negativa que mantienen las entidades con una mayor proporción de personas en situación de pobreza: Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Michoacán, por citar algunos ejemplos, cerraron el 2019 con una clara ruta de precarización en materia de construcción.

La evolución de las entidades citadas va en contra de la lógica de política económica y desarrollo social expuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador: favorecer el desarrollo del sur y sureste de México para resolver el problema de pobreza al priorizar la inversión realizada en el sector energético:

Salvo el caso de Campeche, en el caso de la construcción, la mayor parte de los estados que caen en esa descripción, aún Tabasco con su incremento sobresaliente en construcción asociada al sector petrolero, exhiben una tendencia a la baja.

El caso de Chiapas es relevante: el 45% del valor agregado de la entidad depende del municipio de Reforma: los recursos energéticos del mismo son la fuente de la riqueza contabilizada en la entidad, sin embargo, durante 2019 Chiapas reportó una caída en la construcción asociada al petróleo y la petroquímica

Bajo dicho contexto es oportuno señalar que el gasto social no podrá revertir tanto el problema estructural de precariedad en materia de infraestructura acumulada en 4 décadas como la caída observada en 2019.

Lo descrito va en contra de la experiencia internacional reciente: los países que lograron salir de la pobreza en los últimos 40 años lo hicieron a través de la realización de grandes obras de infraestructura realizadas por empresas nacionales que contaron con el respaldo financiero de su banca de desarrollo. La mejor muestra de esa experiencia se encuentra en el Este de Asia.

Adicionalmente se debe citar un hecho: durante el 2019 se apreció un cambio estructural en el sector de la construcción que no ocurrió durante la crisis del 2009.

El retroceso contabilizado en enero del año pasado inició un proceso que no sólo implico un cambio de nivel a la baja, también implico la ruptura del comportamiento estacional de la construcción: básicamente ocurrió una ruptura en el patrón evolutivo del sector, una contracción que aún no ha tocado fondo

Como ya se mencionó, la caída de la construcción puede tener efectos sociales adversos, esencialmente porque representa un retraso en la elaboración de las obras necesarias para revertir la precariedad y marginación social. Un vistazo a las entidades federativas más pobres permite dimensionar el nivel de atraso estructural en materia de construcción.

Oaxaca: tiene 30.7 mil kilómetros de carreteras de los cuales 21 mil están considerados como de terracería y solo 7.2 mil están pavimentados.

Chiapas: cuenta con 22.9 mil kilómetros de carreteras, pero 14.7 mil son “revestidas”, es decir no pavimentadas (en este último caso únicamente se encuentran 7.1 mil kilómetros).

Guerrero: 18.8 mil kilómetros de carreteras en total, pero 6 mil son brecha mejorada, otros 6.1 mil “revestidas” y sólo 6.6 mil están pavimentadas.

En este sentido es evidente la imperiosa necesidad de mejorar las vías de comunicación en dichos estados: se combinan los mayores niveles de pobreza, informalidad, bajo número de empresas de alto valor agregado e infraestructura precaria.

La situación es aún más compleja cuando se observan las cifras de pobreza multidimensional publicadas por el CONEVAL referencia al número de personas con carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda (en 2018):

Chiapas: 3.1 millones.

Guerrero: 2.1 millones.

Oaxaca: 2.4 millones.

Estado de México 1.8 millones.

Puebla 1.6 millones.

Veracruz 3.5 millones.

Lo anterior se asocia con el tipo de empresas que opera en esas entidades: predomina la informalidad laboral de la población ocupada:

Chiapas: 77.8%.

Guerrero: 78.7%.

Oaxaca: 81.2%.

Campeche: 61.7%.

Hidalgo: 76.2%.

Michoacán 69.1%.

Morelos: 68.6%.

Puebla: 73.4%

Los resultados observados en construcción por sector y por entidad federativa durante el 2019 hacen evidente que no se presentaron condiciones favorables para revertir lo anterior:

El cuadro 2 muestra que sólo 6 estados logran incrementar los días laborables en el sector de la construcción.

Únicamente 13 estados incrementaron su edificación. La variación nacional fue negativa.

Sólo 12 entidades aumentaron su inversión en construcción de agua, riego y saneamiento. A nivel nacional el resultado fue negativo.

En electricidad y telecomunicaciones se alcanzaron mejores resultados: 19 estados elevaron su construcción en el rubro, no obstante, a nivel nacional se registró una caída.

En transporte y urbanización 14 entidades tuvieron un aumento. A nivel nacional el dato fue negativo.

En otras construcciones el reporte nacional fue negativo a pesar de que 16 estados mostraron un cambio positivo.

El efecto negativo directo del comportamiento descrito se observó en las manufacturas y los servicios que están vinculados con la construcción: el efecto multiplicador adverso influyó en cerca de 50 ramas de la economía nacional en prácticamente todo el país.

Reportacero

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