Impuesto al carbono: Consideraciones adicionales
Por Arcadio Herrera
Hace unos días, mi colega columnista en esta página, Julio Cedeño, llevó a cabo un estupendo análisis del por qué el impuesto al carbón no promovería la competitividad, si no más bien la reduciría; llegando al final a la conclusión de que es meramente recaudatorio, misma que comparto.
Considerando que lo anterior quedó demostrado, quiero simplemente plantear unas consideraciones adicionales, relacionadas específicamente con el sector siderúrgico.
Como el impuesto al carbón se está discutiendo estos días en el Congreso, estas consideraciones no pretenden sustituir ni obstaculizar el trabajo que seguramente está llevando a cabo la CONCAMIN y CANACERO.
Es de amplio conocimiento de la autoridad que una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero es la actividad agropecuaria, sin embargo esta no se dirige a dicho sector, sino a otros incluyendo el industrial; es más fácil incrementar la carga tributaria a éste.
La supuesta motivación de éste impuesto es disminuir emisiones, promoviendo la economía verde, buscando nuevas tecnologías de eficiencia energética.
Para lograr lo anterior, el gobierno ha estado asesorado en este tema climático por diversas organizaciones no gubernamentales e institutos, que a pesar de tener experiencia académica, no conocen a fondo la problemática al respecto del sector industrial y específicamente del sector siderúrgico. Estas entidades llegaron a sugerir, por ejemplo, a utilizar aserrín en el proceso de producción siderúrgico, lo cual teóricamente sería viable, pero tecnológica y económicamente es un absurdo.
Así pues, la autoridad considera que al pagar un impuesto al carbón, las siderúrgicas buscarán mejorar su eficiencia energética.
Sin conocer a fondo la problemática de la industria se espera que pagando más sean más eficientes y competitivos.
Ahora bien, el sector siderúrgico lleva varios años buscando mejorar su eficiencia energética y ha llevado a cabo cuantiosas inversiones para lograrlo; pero hay un aspecto relevante que no podrá cambiar de la noche a la mañana ni en quizá varias décadas: el gas y el carbón mineral no son combustibles para la industria siderúrgica, son materias primas de las plantas siderúrgicas nacionales, como de las del resto del mundo, todas los utilizan y no hay sustitutos.
De hecho, el Center for Clean Air Policy de Estados Unidos, un instituto de investigación en cambio climático altamente reconocido, con experiencia industrial, llevó a cabo un estudio en 2010, sancionado por la autoridad, que encontró que las emisiones de carbono de la industria siderúrgica en México son las más bajas entre los principales productores mundiales. Son 15% inferiores a las de Estados Unidos de América, 29.59% inferiores a las de la Unión Europea, 56.09% inferiores a las de China y 44.91% inferiores al las del promedio global. Que bien que se les castiga con un impuesto al carbón por ser eficientes.
El mismo Center for Clean Air Policy, llevó a cabo recomendaciones para disminuir las emisiones, varias de las cuales ya estaban en proceso por la industria nacional; en todos los casos se trataban de recomendaciones para disminuir el consumo de gas natural y carbón, ninguna para eliminar estas materias primas. Actualmente están llevándose a cabo investigaciones a nivel prototipo para producir acero con tecnologías radicalmente distintas como el plasma, pero estas tomarán décadas para ser viables tecnológica y económicamente.
El impuesto al carbón definitivamente no promovería el cambio a tecnologías verdes, que no existen, y si colocarían a la industria nacional en una desventaja competitiva ante sus competidores, que por cierto son otros como China y Estados Unidos que no tienen este tipo de impuestos y no el Reino Unido y Nueva Zelanda, como lo indica la motivación de este impuesto.
Por cierto, para terminar, el acero es el material industrial y de construcción más reciclable, parece que la autoridad lo ignora.
linkdln: Arcadio Herrera Alayola, Experto en Comercio Exterior y Director de Consultoría de Empresas.