Colaborador Invitado

La prensa mercenaria del moralmente derrotado

Cientos de millones gasta AMLO en amanuenses, especialmente en La Jornada de Carmen Lira y SDP Noticias de Federico Arreola.

ACCIONES Y RAZONES

Efraín Klériga

Moralmente derrotado desde que la corrupción de su junior José Ramón López Obrador fue evidenciada, el presidente chiquitito arreció su campaña de agresiones a la prensa.

Neoliberales, calumniadores, sicarios, foxistas, calderonistas, zedillistas, salinistas, gacetilleros, vendidos, adversarios… “Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”, dice.

López Obrador, el presidente que más ha atacado a la prensa desde tiempos de Miguel de la Madrid, jura que el clima logrado por la prensa mexicana es una dádiva de su gobierno.

“Yo no los insulto, nada más replico”, afirma el macuspano, “ni modo que me quede callado», dice y alude a un inexiste derecho a la réplica, porque cuando le conviene, es ciudadano.
Reconvenido por la Sociedad Internacional de Prensa, por organismos de defensa de periodistas e incluso, por la Asamblea de la Unión Europea, se dice inmaculado.

Las némesis de López son Grupo Reforma, Carlos Loret, Joaquín López Dóriga, Proceso, Claudio X Gonzales, Enrique Krauze, pero cualquier crítico enfrentará la bilis presidencial.

En sus soliloquios matinales enronquece exigiendo que Carlos Loret de Mola dé a conocer el origen de sus ingresos, e incluso le publicó una cuenta que si es buena, viene del SAT y es delito fiscal.

Otro que lo hace retorcer la boca, es el historiador, Enrique Krauze, “profundamente conservador y que simula, con apariencia de liberal”, dice AMLO, aparentemente sin entender qué es liberal.

Ningún dictador ha admitido que lo es, y menos cuando está en proceso de cimentar un gobierno hegemónico, pero pocos han utilizado la lástima para reafirmarse.

“Tengo que informar a la gente, porque si no me quedo en estado de indefensión, me atacan, y no es Andrés Manuel, es lo que represento (…) un proceso de transformación”.

Para muchos que llevamos años en la brega periodística, que hemos perdido el empleo por informar objetivamente, López representa un proceso de involución de la democracia.

López, lejos de quitar “el bozal” a los medios y a las redes, desea ponerlo para que no se diga que el AIFA es un aeropuerto de pueblo, que el Tren Maya es un tren sin destino.

Que la refinería que añoró, nunca podrá producir, tener utilidades ni producir las cantidades de gasolina prometida, porque México ya produce sólo crudo pesado y poco.

Mucho menos que se diga que sus ataques al INE son parte de un plan para desaparecer a un órgano electoral independiente y manejar las elecciones desde Palacio Nacional.

Pero mientras usa la lástima, el llanto, se dice vituperado, calumniado y presa de un “compló” neoliberal mundial, el país parece hundirse en la inseguridad y el estancamiento económico,

López si emplea amanuenses, o tuiteros como Polemón, Vicente Serrano, Abraham Mendieta, Vero Islas, los moneros de La Jornada, Jorge Gómez Naredo, Federico Arreola, SinEmbargo.

Muchos los defensores oficiosos de la Cuatrote, mentirosos profesionales, viven y sobreviven del dinero público, como muchos medios en México lo han hecho por décadas.

Pero algunos de sus tuiteros como Vero Islas o el asesor de Morena en el Senado, Abraham Mendieta, tienen cargos pagados con dinero público y no deberían atacar a la oposición

Mendieta, quien emite una veintena de tuits diarios, reconoce que trolea a la oposición y especialmente golpea a Acción Nacional y a los consejeros del INE.

Peor está @LOVREGA o Vero Islas, en realidad, Jessica Ramírez González, directora de área en la Presidencia y quien percibió un sueldo anual neto en 2021, por un millón 345 mil 236 pesos.

User007@mxpress.mx

 

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