Economia y Politica

15 años de microfinanzas: una fórmula de éxito para la inclusión en América Latina

15 jun 2022.- Uno de los eventos más disruptivos en la configuración de las sociedades modernas fue el auge del comercio en el siglo XI, gracias a las innovaciones que favorecieron el aumento de la producción. Todo esto conllevó un fuerte crecimiento demográfico y la primera oleada de un nuevo bienestar.

Las ciudades surgieron principalmente en aquellos lugares donde confluían mayores cantidades de personas, y solían ser localidades cercanas a los puertos. Gracias a ese repunte, la población empezó a migrar del campo a las ciudades, por lo que también en esta época se vio su surgimiento y en algunos casos, su renacer.  Los primeros comerciantes y artesanos empezaron a agruparse, con los pocos que ya había en los núcleos urbanos.

Este comercio pre-moderno giraba en torno al crédito, y probablemente nadie se salvó de la necesidad de ser deudor y/o acreedor. Los comerciantes de telas compraban lana a crédito, hacían que los tejedores la convirtieran en tela a crédito y luego la vendían a crédito en las ferias internacionales y en los centros de comercio urbanos. Todos eran acreedores y deudores.

Este uso extensivo del crédito fue por la falta de metálico. El dinero fiduciario aún no existía, y el dinero mercancía nunca circuló en cantidades suficientes o apropiadas para satisfacer las necesidades del comercio. El dinero era peligroso y engorroso de transportar y la gente casi no tenía dónde guardarlo. Los bancos existían sólo en unos pocos centros de comercio importantes.

Aquellos que no contaban con la reputación suficiente quedaban fuera de ese circuito y, por ende, muchos de ellos no podían emprender y terminaban excluidos, abocados en la mayoría de los casos a la pobreza. Esto evidencia que el problema del acceso a servicios financieros para los sectores más desfavorecidos de la población es ancestral.

La necesaria inclusión financiera

No es hasta finales del siglo XVIII que empiezan a surgir entidades financieras de naturaleza social para fomentar el acceso a personas de bajos recursos así como a pequeños y medianos empresarios, tanto en el ahorro como en el crédito, bajo la forma de cooperativas, cajas de ahorro y uniones de crédito entre otras.

Sin embargo, a pesar de los logros y éxitos individuales de algunas entidades, no se puede decir que el impacto global fuera muy relevante, dado que el grueso de la población pobre seguía estando alejado de estos servicios.

No ha sido sino hasta comienzos de la década del 2000 cuando el tema del acceso financiero empieza a tener una mayor importancia como objetivo común en las agendas de los países. El Grupo de los Veinte (G20), fue el principal espacio donde se situó  en primera línea la necesidad de impulsar la inclusión financiera. Esto hizo que la adopción de políticas de fomento se extendiera a la mayoría de los países en desarrollo donde las necesidades eran aún  más acuciantes.

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